22 noviembre 2013

Gramsci en Argentina

En 1947 el escritor Ernesto Sábato lo presentó como uno de los “más puros héroes civiles” de Italia. Años más tarde el historiador británico Eric Hobsbawm lo definiría como “el pensador comunista más original de Occidente en el siglo XX”. A casi 80 años de su muerte, su obra sigue siendo leída y aplicada a nuestras sociedades.

De izquierda a derecha: Waldo Ansaldi, Giuseppe Vacca, Alberto Filippi y Eduardo Rinessi. Fuente: Istituto Italiano di Cultura
El pensamiento del intelectual socialista Antonio Gramsci está más vigente que nunca en Argentina y en las democracias post-neoliberales latinoamericanas. Por esta razón, el Istituto Italiano di Cultura, la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) y la Fondazione Istituto Gramsci di Roma realizaron la primera “Semana de Estudios Gramscianos en Argentina” del 11 al 15 de noviembre.
En el primer día se presentó Vita e pensieri di Antonio Gramsci (1926-1937), que recoge el pensamiento del intelectual sardo durante sus años en la cárcel. El libro fue editado en 2012 por Einaudi y su autor, el presidente de la Commissione scientifica dell’Edizione Nazionale degli scritti di Antonio Gramsci, Giuseppe Vacca, fue invitado especialmente para estas jornadas junto a la académica Francesca Izzo.
El profesor de la Universidad de Camerino Alberto Filippi abrió la mesa explicando que el libro cruza los Quaderni del carcere –nombre que reciben las más de 2000 notas que Gramsci escribe en la cárcel con su epistolario, en “un juego positivo de espejos que se iluminan recíprocamente”, lo cual refuerza la importancia del intelectual sardo en la Sudamérica de hoy: “Pensó con gran relevancia innovadora, es un clásico y exige un pensamiento continuo porque sigue teniendo actualidad con el pasar de los años”.
Por su parte, el rector de la Universidad Nacional de General Sarmiento, Eduardo Rinesi, subrayó que la obra de Vacca es una “investigación monumental”, especialmente por el análisis de las cartas de Gramsci con su amigo Piero Sraffa y su cuñada, Tatiana Schucht. “La idea de hegemonía no es ni meramente cultural ni meramente económica. La hegemonía es esencialmente política”, concluyó Rinesi sobre el principal concepto de la obra gramsciana.
El historiador Waldo Ansaldi no reparó elogios y agradeció al autor: “Es un libro formidable. Es la novela de una tragedia tensionada por el dolor. Pero también por el amor”. El profesor de la UNC explicó que Vacca muestra a un Gramsci “humano, de carne y hueso”, con una notable lucidez y que no deja de pensar en términos políticos.
“Para Gramsci cualquier proyecto de transformación revolucionaria de la sociedad debe ser a través del concepto clave de hegemonía, o sea la conquista de las conciencias antes de la conquista del poder. A Gramsci le resultaría desagradable la idea de asalto al poder”, explicó Ansaldi en uno de los mejores pasajes de la charla.
En el cierre, Vacca comenzó su devolución diciendo que no estaba sorprendido por la realización de estas charlas: “Porque estamos en Argentina, que junto a Italia es uno de los países donde Gramsci es utilizado de manera más creativa”. Tras destacar a intelectuales argentinos gramscianos como José “Pancho” Aricó y Juan Carlos Portantiero, explicó la complejidad de estudiar a Gramsci dado que el intelectual sardo posee un léxico propio, además de que nunca escribió un libro: sus obras son el resultado de la compilación post-mortem hechas por su camarada Palmiro Togliatti.
Las jornadas se completaron el martes en la Biblioteca Nacional con una mesa redonda sobre “Crisis y hegemonía, en tiempos de Gramsci y en los nuestros”, con la participación de Horacio González, Daniel Campione, María López, Alberto Filippi y Giuseppe Vacca. Del miércoles al viernes, se mudaron a Córdoba, cuna del pensamiento gramsciano en Argentina a partir del Grupo Pasado y Presente.
A casi 80 años de la muerte de Antonio Gramsci, la “Semana de Estudios Gramscianos en Argentina” es un ejemplo más de la amplia recepción del intelectual en el país y de cómo su pensamiento sigue siendo objeto de estudio y motor de pensamiento en las sociedades latinoamericanas del siglo XXI.


19 noviembre 2013

Cambio, juez

En este blog entendemos que el kirchnerismo es un proyecto de poder: hace y deshace por derecha y por izquierda acorde a la conveniencia política. Acorde a lo que suma votos.

Moreno, símbolo del kirchnerismo, seguido de cerca por el entonces campeón de kick boxing Jorge "Acero" Cali. Fuente: Cedoc.

Personalmente me alegro mucho de que se le haya roto el toto al kirchnerismo en las elecciones. Primero porque no soy kirchnerista y segundo porque cuando el kirchnerismo entra en una crisis de hegemonía es cuando, entiendo, mejor gobierna. Remember post-derrota de 2009. En cambio, cuando logra el aval de las mayorías, intenta llevarse todo por delante, busca ir "por todo". Cuando el kirchnerismo gana, nos muestra cuan grande la tiene.


Si el kirchnerismo hubiera ganado las elecciones, hoy no habría ningún cambio: el Gobierno habría dicho que la sociedad legitimó el rumbo. Si, encima, el porcentaje hubiera superado el 40 por ciento, nos habrían instalado el debate sobre la re-reelección de Cristina Kirchner. Ahora nadie toca el tema. Pero lo habrían hecho. I'm sure.

En cambio, el kirchnerismo perdió. Y vinieron cambios que eran necesarios. Desde la salida de Roberto Lavagna volvemos a tener un ministro de Economía. Para los sectores liberales Kicillof es el demonio: el Grupo Clarin ya está empezando a repetir que es "comunista". Porque, todo el mundo sabe, ser "comunista" es malo. Sin embargo, quienes creemos que no hay que dejar que la "mano invisible" regule el mercado, vemos con buenos ojos a este Doctor en Economía de la UBA. Ojalá lo dejen hacer y ojalá no se equivoque.

Otra bienvenida salida es la de Abal Medina de la Jefatura de Gabinete. Un académico boliviano que había sido su compañero en el doctorado me dijo una vez que era "brillante". Sin embargo como funcionario no paró de chicanear y gastar plata en propaganda. Dicho académicamente: un nabo. La llegada de (Milton) Capitanich significa la llegada del peronismo del Interior. Veremos.

No diremos nada de Moreno. Creemos que el kirchnerismo fanático se hace flaco favor defendiéndolo.

Con miras a 2014 y observando las reservas económicas que se parecen mucho a un reloj de arena vemos: 1) recorte de subidios y suba de tarifas (le recomendamos que comience a dejar de derrochar energía) y 2) salida a los mercados financieros y toma de créditos (¿como lo hicieron hace dos meses con el Banco Mundial?). Lo último significará una (nueva) contradicción en el kirchnerismo. Le recomendaríamos a la militancia que deje de fustigar a los mercados así no se comen otro sapo.

17 noviembre 2013

Anti-capitalistas

¿Anti-capitalistas? ¿Nosotros? No, señor. No somos anticapitalistas porque sabemos que la mayoría no toma en serio a los anticapitalistas. Los que están en contra del sistema son útopicos. Y las personas grandes (que olvidan que en algún momento fueron niños, diría alguien) no son utópicas. Son y deben ser serias. Los grandes usamos traje y corbata, no usamos ilusiones. Además, si no hubiera capitalismo, ¿qué habría? El mundo capitalista funciona. O al menos funciona para algunos, y nosotros estamos dentro de esos algunos. Entonces, para qué criticarlo. Como dice Zizek, es más fácil pensar el fin del mundo (el 12 de diciembre de 2012, por ejemplo) que en un cambio en el sistema económico mundial. 

Por eso decimos que de ningún modo somos anti-capitalistas... Somos humanos. Nos duele el hambre, nos duele la miseria. Y nos duele más la gente que se muere de hambre y se muere de miseria. Nos duele ver personas durmiendo en la calle. Las panzas vacías. Y también nos duele la explotación del hombre por el hombre. Nos duele la marginalidad, la falta de acceso a la educación. Las familias sin casas y los techos de mil estrellas. También nos duele los que comen la basura. Los chicos que trabajan en lugar de jugar. 

Nos duele, ¿vio? ¿Qué le vamos a hacer? Por eso podemos dejar de pensar que lo mejor que tenemos son nuestros celulares, autos y ahorros. Por eso podríamos ceder nuestro consumo por un mundo más equitativo. Y lo peor de todo es que un conjunto cada vez más grande de soñadores (no serios) creemos que un mundo más equitativo es posible. Y la salida para ello es, justamente, mi amigo, un mundo que critique al capitalismo.


Hambre, capitalismo e indiferencia: un niño sudanés desnutrido y un buitre al acecho. En 1993 el fotógrafo Kevin Carter ganó el Pulitzer por esta foto. Después de la premiación no resistiría el "¿Hiciste algo para ayudarlo?" y se terminaría suicidando.