25 diciembre 2013

Soñar. Creer. Vivir.

Con motivo de mi viaje a la "Escuelita Zapatista", comencé a pensar que deberíamos abandonar el anti "Amar. Temer. Partir" con el que nos enseñan las conjugaciones por el "Soñar. Creer. Vivir". Comencé así una batalla cultural solitaria y probablemente improductiva.

El primero nos llama a abandonar nuestros amores: debemos temer a nuestros sueños y dejarlos a la deriva para cumplir la función social que nos demanda el sistema. En cambio, el segundo nos llama a creer y luchar por ellos, alzanzarlos y disfrutarlos.

El  25 de diciembre fue mi primer (y único) día de playa en Playa del Carmen. Intenté hablar con tres danesas, pero no hubo onda y al rato escuché el acento cordobés. Johana y Eugenia resultaron ser muy copadas, tomamos mate y me presentaron a Paulo.

Estuvimos charlando toda la tarde. Nos volvimos compinches y me invitaron a la casa del mexicano. Mientras comíamos tamales, le pregunté a Eugenia qué era su tatuaje porque no lo leía de lejos. Con 23 años hacía 10 meses que viajaba por América. 

Me dijo que era su filosofía de vida. 

Cuando lo leí se me puso la piel de gallina.

"Sueña. Cree. Vive". Me dijo que era su filosofía de vida. Cuanda lo leí se me puso la piel de gallina. El destino, cumpa, el destino.

10 diciembre 2013

Negros y ratis

El otro día un amigo de Facebook posteó Canción del mundial de Christian de Lugano acompañado del siguiente comentario: "Me encanta Christian porque en vez de salir a saquear se dedica a hacer arte". Un día anterior su Facebook mostraba un post sobre Mandela. Nunca entendió nada. Parafraseando a mi amigo, diría: "Me encanta (mi amigo) porque en vez de ser nazi y votar a Biondini, se dedica a militar en el PRO".


Es tarde y estoy molesto. Todas las sociedades tiene su chivo expiatorio y nosotros tenemos a nuestros "negros de mierda".

Hacía tiempo que un hecho no era noticia durante tantos días. Más allá de los intereses políticos de los medios opositores, los acuartelamientos policiales y los saqueos no paran de aparecer en las pantallas y en los diarios.

El lugar común a la hora de hablar de los saqueos es que están organizados políticamente y, efectivamente, como bien grafica el sociólogo Javier Auyero en La zona gris siempre hay un componente partidario de fondo, que se suma a la inacción policial. No es natural que de repente tantas personas se dirijan a robar mercadería. En esto hay bastante consenso. Ahora bien, ¿qué tiene de lógico que la gente salga a robar? ¿Usted lo haría? ¿Por qué razón una persona no organizada para saquear ve pasar a un vecino con un mercadería y va a hacer lo mismo?

En los saqueos se hace presente la exclusión: esa gente que invisibilizamos constantemente. Y de la mano de la exclusión está el cosumo. La falta de (consumo). En los últimos 10 años consumir se transformó en un valor. Tener es ser. Nuestro consumo habla de nosotros. Consumiendo somos y consumiendo aparentamos. Si tenemos en cuenta esto, no resulta tan ilógico que una persona que está fuera del sistema sienta el deseo de consumir. Y, sinceramente, a mí me parece muy lógico que ante la oportunidad de obtener un bien al cual  todos acceden pero el no, esa persona actúe en consecuencia. Si muchos vecinos lo hacen, ¿por qué él no? En los saqueos del verano pasado un intelectual decía: "Sigan mostrando las rutas llenas de autos con gente que se va de vacaciones y después pregunten por qué saquean plasmas".

El otro suceso fueron los acuartelamientos policiales. No vi mucho los noticieros, pero me quedé con una imagen: el recibo de sueldo de un oficial que había prestado 27 años de servicio. Su sueldo en mano era la mitad del mío que tengo la misma cantidad de años que él de laburo. Injusto, pero, ¿nos importa? Y sí, nos importa. Nos importa ahora que parece que la ausencia policial nos afecta a nosotros. Si no, ésta nos importa.

A pesar de que desde la derrota de las PASO el kirchnerismo fanático aflojó y hay una menor tensión social, yo sigo bastante enojado. Mi último enojo se inició porque siento que Cristina y compañía están haciendo mierda un sistema que ellos (al Gobierno) y nosotros (a la sociedad) pudimos construir. Lo están haciendo mierda y están dejando un campo fértil para el surgimiento de salidas por derecha. O sea, salidas por exclusión.

En un contexto de inflación los diferentes sectores de la sociedad pujan para que sus ingresos no queden rezagados con los constantes aumentos de precios. Las grandes corporaciones siempre salen ganando, pero también algunos sectores de los trabajadores han podido acompañar o superar esta espiral inflacionaria. Justamente por eso es necesaria la organización sindical: defiende los intereses de sus representados a través de la unión de los trabajadores. Dentro de esta competencia, los trabajadores informales y los desempleadoas se han llevado la peor parte. Entre los perdedores encontramos también a las fuerzas de seguridad, que no tienen representación legal y fueron el orejón del tarro. Si no, ¿cómo se entienden sus miserables sueldos y la solución del conflicto en Córdoba con un buen aumento? Hace meses tuvimos un llamado de atención con la gendarmería y la prefectura. El kirchnerismo dijo que eran golpistas. 

El Estado de Bienestar Europeo se desarrolló durante casi tres décadas y fue una época de bonanza. Su caída se dio por un contexto inflacionario acompañado de la crisis de petróleo y el auge del neoliberalismo. Tanta historia en los discursos, cumpa, tanta historia y Cristina está repitiendo el mayor error de los útlimos tiempos. Y todo por querer seguir en el poder.

Es tarde y estoy molesto. Leo en las redes sociales a un montón de garcas e infelices decir que los que roban son negros. Incluso a muchos que durante años dividieron al país entre oligarcas y, campo nacional y popular. Nosotros tenemos, los otros no. Y cuando ellos explotan por no tener, no tenemos problema en señalarlos con el dedo. Todas las sociedades tiene su chivo expiatorio y nosotros tenemos a nuestros "negros de mierda". Aunque tal vez, el verdadero problema sea nuestro egosimo.

01 diciembre 2013

El orgasmo intelectual

Hace un tiempo venía pensando el concepto y hasta lo compartí con no pocos. Sin embargo por esa cuestión de no hablar de cosas que rozan temas tabú, hice la más fácil: me auto-censuré. Así hasta hace unos días, cuando lo compartí con una ex-educanda que había demostrado heroico furor por la bibliografía dada y me dijo: "Yo pienso lo mismo". Las casualidades son preciosas. Y más sin son intelectuales. De todos modos, volví a guardarlo hasta que me crucé con La extraña no-muerte del neoliberalismo del profesor y sociólogo británico Colin Crouch que puso en palabras una serie de ideas que vengo pensando en el último tiempo. ¿Por qué no?

CROUCH, Colin (2012). La extraña no muerte del neoliberalismo. Buenos Aires, Capital Intelectual, p. 57.

Llamo Orgasmo Intelectual (OI) a la expresión escrita que plasma en un texto aquello que pensamos, aquello que sentimos. El OI pone en palabras nuestro espíritu, nuestra búsqueda infatigable de respuestas a las preguntas nos plantea a la vida daria.


"Para mí no eres todavía más que un muchachito semejante a cien mil muchachitos. Y no te necesito. Y tú tampoco me necesitas. No soy para ti más que un zorro semejante a cien mil zorros. Pero, si me domesticas, tendremos necesidad el uno del otro. Serás para mí único en el mundo. Seré para ti único en el mundo."






















Los Orgasmos Intelectuales los son de dos tipos. El Orgasmo Intelectual Literario (OIL) es aquel presente en la creación ficcional y la producción artística. Lo encontramos en cuentos, novelas y poesías. Simplemente no podemos parar de leer. Son textos de nunca acabar. O releer. Un happy ending, personajes que desearíamos que fueran reales, un diálogo memorable, un suspenso impostergable. Son libros o frases que nos acompañan por siempre. Nos alegramos cuando alguien los menciona y están presentes en muchas de nuestras charlas. El OIL es democrático y popular. Cualquier persona alfabetizada puede tener acceso a ellos, si bien la complejidad puede hacer a algunas obras más exclusivas o menos disfrutables que otras. 

Un tipo que hace pensar. Gramsci luchó intelectualmente por un mundo mejor. Su camino para la felicidad de las mayorías era el socialismo. A causa de su ideología, Benito Mussolini lo envió a prisión: "Que ese cerebro no piense por 20 años". Durante los más de 10 años que estuvo preso escribió. Una de mis frases gramscianas favoritas: "Es de verdad admirable la lucha que lleva la humanidad desde tiempos inmemoriales, lucha incesante con la que se esfuerza por arrancar y desgarrar todas las ataduras que intenta imponerle el ansia de dominio de uno solo, de una clase o también de un pueblo entero”.

















El Orgasmo Intelectual Científico (OIC) es aquel que encontramos en los ensayos y en la producción científica (valga la redundancia). Está muy presente en las ciencias sociales y gran parte de su éxtasis se debe a las explicaciones de las problemáticas de la vida en sociedad; y a la solución que muchas de ellas plantean, claro. El pensamiento, la inteligencia, la sabiduría, la erudición y, por supuesto, su reconocimiento son motores para gozar los OIC. No sólo nos desenfrenamos con el contenido, sino con su autor. El OIC se transforma en un apellido que da respuestas. Respuestas a cosas importantes. Cada vez que hay un problema están ellos. Si el OIL nos habla de la existencia, la aventura, el amor y los miedos; el OIC está presente en el sufrimiento de las personas, la carencia, el futuro y la sed de justicia.

Por supuesto que podemos encontrar orgasmos intelectuales en una obra de arte, en una canción, en un paisaje, un viaje, un discurso. Son infinitos. En cada persona prevalecerá un tipo. 

Lo importante será reconocerlos, disfrutarlos y, por qué no, producirlos.