27 julio 2015

Aníbal, Axel, el dólar y las bolas bien puestas

"No esperen una devaluación; Kicillof las tiene bien puestas". Consultado sobre una posible suba del dólar, el Jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, contestó con la locuacidad que lo caracteriza.

Ahora, ¿devaluar es una cuestión de huevos? O sea, ¿los machos no devalúan y los cagones sí? Veamos.

Axel Kicillof asumió como Ministro de Economía de la Nación el 20 de noviembre de 2013. Aquel día, la cotización oficial del dólar fue de 6,006 pesos para la compra y de 6,046 pesos para la venta.

La cotización del dólar oficial en noviembre de 2013. Fuente: Banco Nación

Cuatro meses después, en marzo de 2014, la cotización del dólar llegaba a 7,865 pesos para la compra y 7,965 para la venta. O sea, para comprar dólares a precio oficial, uno debía invertir $ 1,919 más. El dólar costaba un 31,73 por ciento más. Bastante para sólo cuatro meses, ¿no?

Veamos un ejemplo. Si en ese momento usted cobraba 5.000 pesos, en noviembre ganaba 827 dólares. Y cuatro meses después U$S 627,74. Tal vez uno puede pensar que calcular un sueldo en dólares es algo lejano para la mayoría de los argentinos. Pero si tenemos en cuenta que las propiedades cotizan en dólares no parece tan de ricachón. Peor aún, el dólar blue en ese entonces cotizaba 10,90 pesos. Y la vivienda es un derecho, ¿verdad? ¿O llegar a la casa propia es de oligarca?


Desde ya que no vamos a cuestionar a Axel por haber devaluado un 31,73 por ciento en sólo cuatro meses. Después de la ficción monetaria creada por Cristina Kirchner y el entonces Secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, la devaluación era más que necesaria para darle competitividad a las exportaciones nacionales. Y creemos que Kicillof lo hizo bastante bien.


¿Todo esto para qué? Para desarmar la falacia de que devaluar es una cuestión de huevos. La política cambiaria -establecer cuánto va a cotizar el peso en relación a monedas extranjeras- es una herramienta que debe utilizarse sin especulaciones políticas -como sí lo está haciendo hoy el Gobierno para ganar las elecciones. El objetivo debería ser que nuestras exportaciones sean lo suficientemente competitivas para incentivar la producción sin perjudicar a la mayoría del pueblo golpeando el poder adquisitivo de sus salarios.


Por último, hay que tener en cuenta que hoy en día el dólar está barato. Lo cual está perjudicando a las economías regionales. Esto significa que nuestras exportaciones se encarecieron, nos compran menos -como hace usted cuando ve algo más caro de lo normal- y por lo tanto afecta a la producción. Y, en consecuencia, al empleo.


Sepa, mi amigo, que después de las elecciones habrá una devaluación. Si quiere vajar al exterior, mejor comenzar a reservar ahora porque después saldrá más caro. Y, si puede ahorrar, busque un modo de cuidar sus ahorros.

19 julio 2015

La derecha golpeada

El PRO ganó en primera vuelta por 20 puntos. Y hubo una linda operación para que Martín Lousteau se bajara del ballotage. Pero en la segunda vuelta ganó por sólo 3 puntos. El PRO perdió en 9 de las 15 comunas.

Moretón. Macri salió golpeado de la elección. Su candidato ganó por poquito más de tres puntos y cambió el discurso. Foto: DyN 

Y después de esta victoria-derrota, Mauricio Macri cambió el discurso.


Tras votar contra la nacionalización de Aerolíneas Argentinas: "Aerolíneas Argentinas seguirá siendo estatal".

Después de oponerse a la estatización de YPF: "Seguirá siendo manejada por el Estado".

Luego de estar contra la estatización de las jubilaciones: "Las jubilaciones seguirán en manos del ANSES".

Después de manifestarse en contra de la AUH: "La Asignación Universal por Hijo es un derecho".

Lindo resultado y linda voltereta, ¿verdad?

NdeR: los textuales fueron sacados de Clarin, el agente de prensa del PRO. Pero hasta TN acusó el golpe.

15 julio 2015

El Papa pachamámico

El 12 de marzo de 2000 Juan Pablo II protagonizó un hecho histórico: en nombre de la Iglesia pidió perdón por los crímenes de la Inquisición, las Cruzadas y la persecución de los judíos. Quince años más tarde, el Papa Francisco vuelve a marcar un hito. En el marco del II Encuentro Mundial de los Movimientos Populares -o sea, organizaciones sociales que están en tensión con el Estado y el poder económico- pidió perdón a los pueblos originarios por el accionar de la Iglesia durante la Conquista.



Si bien los medios se quedaron con la imagen de “la cruz comunista”, Francisco fue bastante claro en señalar el carácter histórico de su discurso: “Quiero detenerme en un tema importante. Porque alguno podrá decir, con derecho, que cuando el Papa habla del colonialismo se olvida de ciertas acciones de la Iglesia. Les digo, con pesar: se han cometido muchos y graves pecados contra los pueblos originarios de América en nombre de Dios. Lo han reconocido mis antecesores, lo ha dicho el CELAM, el Consejo Episcopal Latinoamericano, y también quiero decirlo. Al igual que San Juan Pablo II pido que la Iglesia y cito lo que dijo él: ‘Se postre ante Dios e implore perdón por los pecados pasados y presentes de sus hijos’. Y quiero decirles, quiero ser muy claro, como lo fue San Juan Pablo II: pido humildemente perdón, no sólo por las ofensas de la propia Iglesia, sino por los crímenes contra los pueblos originarios durante la llamada conquista de América”.

Seguramente el pedido de disculpas no sea suficiente para cinco siglos de opresión, pero qué preferimos: ¿un Sumo Pontífice que reconozca las culpas de la Iglesia y sea un aliado de las reivindicaciones indígenas o uno que continúe el silencio y la connivencia con los gobiernos y los poderes económicos?

El Papa argentino también recordó a “los hombres que defendieron la justicia de los pueblos originarios”. De cierto modo, actualizó las denuncias de fray español Bartolomé de las Casas y retomó la tradición latinoamericana de la Teología de la Liberación. Y recogió el accionar de muchos padres que han acompañado estas causas. Como el obispo mexicano “Don Samuel Ruíz”, quien al frente del municipio de San Cristóbal de las Casas cumplió un rol fundamental durante los diálogos de Paz entre los indígenas zapatistas y el Gobierno en 1994. O del padre Xavier Albo -más boliviano que catalán- que acompañó la construcción de hegemonía de las comunidades indígenas, originarias y campesinas del Estado Plurinacional de Bolivia.

En el ámbito local, su discurso se acerca al Equipo Nacional de Pastoral Aborigen y la resistencia de sacerdotes como Franciso Nazar y Ponciano Acosta frente a un gobierno racista y etnocida como el de Gildo Insfran en Formosa. Y empodera a líderes como el qarashe de la comunidad qom Félix Díaz o la mapuche Relmu Ñanku, ambos perseguidos por el Estado Argentino por su defensa a sus tierras y territorios.


"La casa común de todos nosotros está siendo saqueada, desvastada, vejada impunemente. La cobardía en su defensa es un pecado grave (...) Les pido, en nombre de Dios, que defiendan a la madre tierra", reclamo Francisco. Foto: L'Osservatore Romano.

En sintonía con el teólogo brasileño Leonardo Boff, el Papa pidió “defender a la Madre Tierra”, a la que mencionó en siete oportunidades. “La casa común de todos nosotros está siendo saqueada, desvastada, vejada impunemente. La cobardía en su defensa es un pecado grave (…) Existe un claro, definitivo e impostergable imperativo ético de actuar que no se está cumpliendo. No se puede permitir que ciertos intereses –que son globales, pero no universales– se impongan, sometan a los Estados y organismos internacionales, y continúen destruyendo la creación. Los pueblos y sus movimientos están llamados a clamar a movilizarse, a exigir –pacífica pero tenazmente– la adopción urgente de medidas apropiadas. Yo les pido, en nombre de Dios, que defiendan a la madre tierra”, manifestó Francisco. En un guiño a los pueblos indígenas andinos mencionó el “vivir bien”, el suma qamaña según los aymaras. Nada menor en un continente donde las grandes corporaciones destruyen la naturaleza. 

Fue un discurso revolucionario. La intervención de Francisco en Latinoamérica ha desarraigado a la Iglesia del orden de los “aparatos ideológicos del Estado” en términos del filósofo fránces Louis Althusser para insertarla en la órbita del “campo” de su compatriota sociólogo Pierre Bourdieu. Con su gira latinoamericana el ala progresista de la Iglesia vuelve a dar un paso sobre la facción conservadora.

Hasta la llegada de Jorge Bergoglio al Vaticano, los movimientos sociales y las izquierdas no tenían mucho para debatir. El Vaticano era un aparato ideológico lejos de los pueblos sin “tierra, techo y trabajo”. Sin embargo el panorama hoy es otro. Guste o no, el discurso del Papa tiene una potencia persuasiva inconmensurable. Francisco vilipendia al “capitalismo salvaje” frente a personas que viven -y sobreviven- el día a día desconociendo el materialismo histórico de Karl Marx. Las izquierdas, los movimientos sociales y los pueblos originarios tienen hoy un aliado. Estará en ellos renegar o empoderarse con el discurso de Francisco.

08 julio 2015

El Alto

Con motivo de realizar el trabajo de campo de una tesis de maestría sobre la construcción de poder de los pueblos indígena-originario-campesinos en el Estado Plurinacional de Bolivia, viví durante 65 días en El Alto. Desde fines de diciembre de 2011 a principios de marzo de 2012. El respeto que sentí -y siento- por su gente y su idiosincrasia hicieron que demorara en escribir este relato. Lo hice semanas después de llegar a Buenos Aires en mi “diarito” de viaje regalado por una conocida y traído desde Canadá, pero nunca lo publique. Bastante tiempo después el Papa Francisco llega a Bolivia y leo que la Revista Anfibia publica sobre su llegada al aeropuerto. Sumo mi contribución con nostalgia y planeando volver más temprano que tarde.

Llegué a El Alto por destino, deseo e intuición. Cuatro meses antes de mi viaje, cuando aún no había renunciado a mi trabajo burgués, mi amigo Ariel me invitó a la charla de un amauta -sabio indígena- aymara, la segunda etnia de Bolivia. Terminada la charla me acerqué para expresar mi deseo de viajar a Bolivia. Genaro Clares respondió con su tarjeta. Nunca pensé que los indígenas pudieran tener tarjeta de presentación.

Volviendo a casa le conté a Ariel que iba a renunciar, algo muy difícil para mí porque me criaron diciendo que había que cuidar el trabajo. Ari me apoyó y me felicitó. Nunca olvidaré ese gesto ante una decisión que para mí era tan importante y complicada.

Al poco tiempo comencé mis clases sobre Bolivia con mi tutor francés, Hervé do Alto. Unos meses antes del viaje hablamos de mi hospedaje y me prometió preguntar entre sus contactos por un lugar en Sopocachi, un barrio de clase media y extranjeros cerca del centro de La Paz. Sin embargo, decidí también mandarle un mail a Genaro y explorar la web. La segunda opción sólo me arrojó un super departamento de 5000 bolivianos -una guasada, según mi director. Por su parte, Genaro nunca respondió. Mientras que la búsqueda de Hervé no funcionó: sus amigas que respondieron sólo querían compartir sus deptos con mujeres.

Siete días antes de mi viaje, Genaro me escribió por mail. Me pasaba los datos del hijo de un mallku -Autoridad del Parlamento Aymara- que alquilaba una habitación en El Alto. Llamé inmediatamente. Me atendió Ovidio, quien pidió 250 pesos bolivianos por una habitación, cocina y agua caliente. ¿Cómo me iba a cobrar el agua caliente? Finalmente serían 300 bolivianos, que en ese momento era un poco menos que 300 pesos.

Pedí dos días para pensar y le consulté a Hervé quien hablaría con un conocido suyo: Franck Poupeau. Más tarde me enteraría que Poupeau era Doctorat de l’École des Hautes Etudes en Sciences Sociales de Francia, tenía un artículo escrito sobre El Alto y que había conocido a Pierre Bourdieu. ¡Qué zarpado, boludo! Más tarde recordaría también que meses antes de conocerlo a Hervé me habían dado su contacto.

“Esa zona de El Alto se llama Villa Dolores. Es una zona con su seguridad, su luminaria y sus servicios”, respondió Hervé. En otra oportunidad el padre y conocedor de los pueblos indígenas Xavier Albó me diría que era “la zona burguesa de El Alto”.


*   *   *

Llegué a Bolivia el 27 de diciembre. Imposible olvidar el calorón terrible de Santa Cruz de la Sierra. Un día más tarde amanecía a las 7 de la mañana en el frío de El Alto. Me bajé del micro en la calle. No había terminal. O sí, la terminal era en el medio de la calle. Llamé a Ovidio y esperé en la esquina rogando que no me fallara. Y que nadie me robara todo lo que llevaba encima.

Ni bien corté el teléfono pasó un camión haciendo sonar una gran bocina. “¿Qué onda?”, pensé. Más tarde aprendí que vendía garrafas y ese era el modo de informarle a la gente. Qué paradoja, ¿no? Bolivia es uno de los países con mayores yacimientos de gas en el mundo y El Alto, la tercera ciudad en importancia, no tiene la red de gas y debe comprar garrafas. De modo contrario, el gas de Bolivia sí llega a las fábricas paulistas de Brasil y a una parte de la población argentina.

La primera semana fue durísima: El Alto y sus 3800 metros sobre el nivel del mar resultaron precarios y fríos. El primer día vomité dos veces por el sorojchi. La lluvia, las nubes y la soledad no ayudaron. Para colmo, mis vecinos eran bien cerrados. Sólo una kioskera de 14 años demostró amabilidad. Tampoco entendía la lógica de mercado. No existen los supermercados y no hay carnicería, verdulería y panadería cada x cantidad de manzanas. Mi pieza era básica: una cama de plaza y media, en la cual debía dormir en diagonal para entrar y que se caería en el medio de la noche, una cómoda, sillas y un ropero. La bolsita para el vómito de Aerolíneas Argentinas sería mi tacho de basura. “El hombres es un animal de costumbre”, me repetí durante varios días.


Mi primera impresión de El Alto fue que se parecía a la Villa 31, pero con calles: mientras las secundarias abusan en ancho, las arterias principales quedan angostas. En parte porque los vendedores ambulantes las ocupan con sus puestos. Las construcciones son de ladrillo a la vista. Más tarde me dirían que, para ponerle revoque, debían pagar un impuesto especial, lo cual era un símbolo de prosperidad. No hay semáforos y los pocos que existen juegan de suplente. Cruzar la calle implica una estrategia.

La luz de El Alto también es escasa, salvo en las avenidas. El agua es siempre fría. Y se racionaliza porque no todo el mundo tiene agua potable de sobra. Mi ducha eléctrica nunca funcionó y nunca fue arreglada. El agua corriente del baño siempre se cortó a las 22 puntualmente y la de la cocina a las 23. Ahí uno entiende la importancia del agua.

Un problema aparte es la inseguridad. Ovidio me alertó desde el primer día por los “cogoteros”, unos ladrones que venían desde atrás con una soga y te ahorcaban para robarte. Debía volver siempre con la luz del día. Una vez llegué a las 23 y mi kioskero amigo me retó. Cuando tuve que amanecer a las 5 de la mañana para ir al altiplano fui acompañado por un vecino y vi a la víctima de un linchamiento.

Poco a poco fui comprendiendo la lógica de esta ciudad. Difícil, pero apasionante. Una ciudad aymara que respira lucha y que en 2003 se levantó en armas en la llamada "Guerra del Gas" para devolverle a los pueblos indígenas bolivianos la dignidad que nunca perdieron e iniciar el camino de la refundación del Estado.

02 julio 2015

"Cuando llegó la policía corrí con mis tres nietos por su vida"

"Urgente. Hay muchos policías federales cerca del Acampe QOPIWINI. Posible desalojo a los hermanos en el Acampe. Félix".

El mensaje del qarashe de la comunidad Qom Potae Napocna Navogoh pasadas las 5 de la mañana del miércoles 1° de julio puso en alerta a quienes acompañan la lucha indígena. Finalmente no hubo desalojo, pero el despliegue policial fue entendido como un amedrentamiento y seguía generando intranquilidad en los hermanos indígenas que están en la 9 de Julio y Av. de Mayo reclamando por la restitución de sus tierras.

"Presidenta no se vaya sin recibirnos", el pedido de los pueblos originarios que acampan en la 9 de Julio hace más de cuatro meses.

Durante la tarde acompañados por la Madre de Plaza de Mayo Nora Cortiñas, Paula Alvarado de APDH Nacional, Pablo Pimentel de APDH La Matanza y Mariana Katz de SERPAJ, los representantes del Acampe QOPIWINI (según las primeras siglas de los cuatro pueblos de Formosa: Qom, Pilagá, Wichí y Nivaclé) se reunieron con el Secretario de Derechos Humanos de Nación, Martín Fresneda y el presidente del Instituto Nacional de Asuntos Indígenas (INAI), Daniel Fernández. Las partes acordaron iniciar una mesa de diálogo sobre educación, salud y relevamiento territorial, entre otros temas, que continuará el próximo miércoles.

Consultado sobre lo sucedido, el representante de la comunidad de Riacho de Oro, Néstor Gómez, explicó que durante la noche del martes se realizó un corte en la Avenida de Mayo reclamando el desprocesamiento de Félix Díaz. Ante el pedido de la Policía redujeron el corte a media calzada. A las 3 de la mañana, los oficiales volvieron a pedir que se redujera la interrupción del tránsito y amenazaron con el desalojamiento.

"Vinieron bien armados. Sabemos que el Gobierno no tiene la intención de recibirnos, pero los hermanos decidieron que hasta que no haya una respuesta nos vamos a quedar en el Acampe. No queremos que vuelva a pasar lo mismo que en 2010 cuando nos juntamos con el Ministro Florencio Randazzo y no se cumplió lo pactado -detalla Gómez-. Nuestro pedido es muy amplio, pero la principal demanda es que el Gobierno nos restituya las tierras que nos pertenecen. Sabemos que esto no se soluciona pronto, pero, aunque sea, de a poco. Para que los hermanos vuelvan a sus comunidades tranquilos".

Regina Palacio es representante de la comunidad Qom Laguna Naick Neck y, con razón, opina que el Gobierno no debería reprimir ni mandar a la policía. "Nosotros vivimos en plena democracia y se dice que la democracia es libertad para todos los argentinos. Y nosotros también somos argentinos y tenemos derecho a reclamar lo que nos corresponde. Acá hay muchos nenes y ellos no saben nada. Mirá si ayer llegaban a lastimar o matar algún chiquito. ¿Quién respondería a eso?", agrega Regina. El miedo está justificado: los Qom todavía recuerdan los asesinatos de Sixto Gómez y Roberto López en 2010 cuando el gobernador de Formosa, Gildo Insfrán, decidió reprimir un corte de ruta.

A diferencia de otros representantes indígenas que se quedaron en el lugar, al ver los móviles y los camiones hidrantes Regina salió corriendo: "Estoy en el Acampe con mis tres sobrinitos nietos. Cuando llegó la policía corrí con ellos por su vida. Corrí por las calles hasta que pensé: '¿Para qué corro? ¿Adónde voy si acá en la Ciudad no conozco a nadie?'. Y me volví. Es mentira lo que dice la policía que nos estaban resguardando por seguridad. Dijeron eso porque estaba la prensa. Gracias a la prensa no llegaron a la violencia".

Samanta Villanueva es una joven descendiente de las comunidades Quilmes Hualfin Atacama y también estaba presente cuando llegó la Policía Federal: "Una hora después de levantar el corte empezaron a caer muchos móviles. Había dos camiones hidrantes, dos patrulleros y dos cuadras de camionetas en doble fila con policías adentro". Ante la situación comenzó a filmar mientras su amiga tomaba fotos. "Cuando nos acercamos a la esquina los policías empezaron a decir '¿Les gustan los policías que nos sacan fotos y nos filman?', 'Ay, mi amor' y 'Vení, agachate'. No les respondimos porque es lo que ellos quieren: provocar", explica tranquilia. No se la ve enojada. No es la primera humillación que sufren los pueblos indígenas.

Ya pasaron más de cuatro meses desde que el Acampe QOPIWINI instaló la carpa el 14 de febrero y los pueblos originarios siguen esperando una respuesta de Cristina Kirchner antes de que cumpla su mandato.