03 septiembre 2016

El Patriarcado: de la política a la Justicia



A partir de las denuncias de femicidio y las marchas del #NiUnaMenos, la Argentina ha puesto el foco en la desigualdad de género. Creyendo que los hombres debemos acompañar estas luchas, nuestra intención no es hacer un comentario al respecto dado que las especialistas ya están, sino más bien aportar datos sobre el patriarcado en la política y la justicia para enriquecer el debate.

Esta intención no surge en el aire, sino que viene del reclamo de diputadas nacionales para que exista una modificación en la reforma electoral que permita la equidad de género en las legislaturas nacionales y provinciales. En apoyo a este pedido y creyendo que los hombres debemos acompañar las luchas de las mujeres es que tomamos los siguientes números.

El dato que nos permite hacer una comparación para saber si efectivamente se replica el patriarcado en la política y la justicia es el del censo de 2010 que informaba una población total de 40.117.096 argentinos, de los cuales 20.593.330 eran mujeres. Esto significa el 51,33% de la población, un poquito más de la mitad.

Corte Suprema: sólo una mujer entre cinco miembros. O sea, el 20 por ciento.


Tras la renuncia de los jueces Eugenio Zaffaroni y Carlos Fayt, y el fallecimiento de Carmen María Argibay el máximo tribunal inició su tránsito hacia la nueva composición de cinco miembros. Este proceso se completó este año con la asunción de Carlos Rosenkrantz y Horacio Rosatti. El dato que surge es que sólo hay una mujer: Elena Highton de Nolasco. Esto significa sólo el 20% de los jueces, bastante lejos de la mitad.


Los jueces federales están en el ojo de tormenta dado que son los responsables de investigar temas como la corrupción o el narcotráfico. De los 12 juzgados, sólo uno está ocupado por una mujer, o sea, el 8,33%. La jueza es María Romilda Servini de Cubría, conocida por haber querido censurar a Tato Bores o anunciarle a Estela de Carlotto el encuentro de su nieto. Actualmente quedó vacante el sillón de Norberto Oyarbide, quien renunció debido a la presión social sobre su cargo. ¿Su lugar lo ocupará una mujer o un hombre?


De los 24 gobernadores provinciales sólo cinco son mujeres: María Eugenia Vidal, en la Provincia de Buenos Aires; Lucía Corpacci, en Catamarca; Alicia Kirchner, en Santa Cruz; Claudia Ledesma, en Santiago del Estero -aquí agregamos que es la esposa del anterior Gobernador Gerardo Zamora-; y Rosana Bertone, en Tierra del Fuego. Esto es el 20,83% de los gobiernos.


Con una población de alrededor de 10 millones de personas, los 26 intendentes del Conurbano acumulan tanto poder como para ser llamados "barones del Conurbarno". Tras las elecciones de 2015, sólo una mujer se ha convertido en intendente: Verónica Magario en la populosa La Matanza. Esto representa el 3,84%. El dato es importante dado que si bien es ínfimo, es la primera vez que una mujer gobierna el municipio, mientras que este cronista no recuerda otra "intendenta" en los últimos años.


Según un estudio de la Fundación Directorio Legislativo, de los 257 diputados nacionales, sólo 99 son mujeres. Es decir, un 38,5%. La situación en la Cámara Alta mejora un poquito: de los 72 senadores, 30 son mujeres, o sea, el 41,7%. Algo similar ocurre en las Legislaturas Provinciales: Tierra del Fuego es la que más presencia de mujeres tiene con un 47%, mientras que en Santa Fe sólo el 20% son mujeres.


Gobiernos Provinciales: de los 24, sólo 5 son mujeres. María Eugenia Vidal gobierna por primera la Provincia de Buenos Aires, Claudia Ledesma sucede a su esposo en Santiago Del Estero, mientras que Rosana Bertone reemplaza a otra mujer. Alicia Kirchner continúa la dinastía kirchnerista en Santa Cruz y antes Lucía Corpacci había destronado a Brizuela del Moral en Catamara. Foto: La Nación

Neoliberalismo, desempleo y cinismo

No sé usted, pero a mí no me molesta la no-capacidad. De hecho, Raúl Alfonsín chocó contra el peronismo y los poderes económicos, no pudo ser capaz de encauzar nuestra democracia y, de todos modos, me genera admiración. Deberíamos escuchar más su discurso de cierre de campaña en 1983. Y algo parecido me sucede con Arturo Illía que con honestidad y austeridad sí logró mejorar la economía, pero sufrió de igual modo a la dictadura y el desprestigio de los medios.

La Marcha Federal sorprendió a gran parte de la población a raíz de la desinformación mediática. Fue tan masiva que obligó a los medios a cubrirla y le pegó un cachetazo a quienes no ven claramente la realidad. ¿Habrá para general? Foto: Sin Medios.

Hace pocos días, el INDEC ha informado que la desocupación aumentó del 6,6 en el segundo trimestre de 2015 al 9,3 por ciento en el segundo semestre de 2016. Exactamente el 50% en un año. Terrible. Allí hay una responsabilidad de los últimos meses de Cristina Kirchner, claro, pero, especialmente, el desempleo aumentó con el Gobierno de Mauricio Macri.

A mí no me molesta el no poder. Lo que verdaderamente me molesta es la mala leche acompañada de cinismo. Que, al menos en este caso, actúan de la mano. Cuando Mauricio Macri expresa su dolor por el desempleo, no le creo. Estoy convencido de que es mentira porque desde que llegó no hizo más que fomentar los despidos. Y tengo con qué argumentarlo:

a. Ni bien asumido, despidió a miles de trabajadores del Estado acusándolos a todos -con el apoyo de los medios- de "ñoquis". Y tengo amigos que lo sufrieron en carne propia. ¿Echaron ñoquis? Sí. ¿Echaron muchísimos no-ñoquis? También.
b. Despidiendo desde el Estado habilitaron a las empresas a despedir. No se sabe porque los medios lo ocultan, pero pruebe: escriba "suspensiones" en Google y vaya a la sección de "noticias". Va a ver muchas noticias que no aparecen en tapa ni ocupan mucho tiempo en la tele o la radio.
c. Para peor, con la recesión -caída de la actividad económica- disminuyó el consumo, habilitando una nueva ola de despidos. Si se compra menos, se producirá menos y sobrarán trabajadores.
d. Cuando los gremios reaccionaron y todos los diputados de la oposición se unieron para una "Ley Antidespidos", Macri la vetó de una. ¿Recuerda lo que dijo? "Para mí, es una ley antiempleo y contra los argentinos". ¿Se equivocó o quería que las empresas pudieran despedir libremente?
e. Agregaría también que en el día de San Cayetano, el Ministro de Trabajo pidió por Twitter: "Hoy es San Cayetano. Que Dios nos acompañe cuidando el trabajo de los que lo tienen y abriendo oportunidades para los que lo buscan". Si vamos a esperar a que San Cayetano nos dé laburo estamos en el horno señor Ministro. Debe haber políticas públicas Sr. Triaca.
f. Agrego también que, llenándoles las obras sociales de dólares, Mauricio Macri ha comprado la voluntad de la burocracia sindical, es decir, de Hugo Moyano y el ex menemista Luís Barrionuevo que se niegan a hacer un paro general. Un pedido que retumbó en la plaza de la Marcha Federal. Cuando llegue el paro ya verán a los medios hablar de desestabilización.

A las personas de buen corazón no les va a cerrar, pero el neoliberalismo funciona así: las corporaciones necesitan aumentar el desempleo para que entre muchos desempleados compitamos por un laburo y aceptemos salarios más bajos -o bien para conseguir un empleo o bien por miedo a perder el que tenemos- y peores condiciones laborales. ¿Para qué? Para que ellos puedan aumentar su tasa de ganancia bajando "el costo" del salario.

Justamente esto es lo que separa a las dos Argentina: mientras un sector de la población ve este avasallamiento sobre la clase media y la clase baja con claridad, y cree que el único modo de protegerse es saliendo a las calles; existe otro sector que no sólo no lo ve, sino que cree que es necesario que la guita le alcance menos y que cualquier protesta es un "palo en la rueda". Menos aún ven que mientras los de abajo se ajustan, los de arriba la están pasando mejor que nunca. Desde ya que esto último no surge del aire, sino que es el discurso que bajan el Gobierno y los medios. Y por eso su sorpresa al ver la Plaza de Mayo desbordando.

La década del '90 no fue gratuita. La sociedad ha aprendido y estudiado el proceso iniciado en 1976 y finalizado en 2001. Y también se ha organizado. Esta vez no va a ser tan fácil. Y si se les va la mano con el ajuste, la gente estará en la calle. Como ocurre en cualquier país del mundo.

En fin, lo que está en cuestión es una puja distributiva. De un lado el Gobierno, los medios masivos y los empresarios, y, del otro, la sociedad organizada -si estuviera desorganizada sería peor, sépalo- en las calles y los medios comunitarios en las redes sociales y el éter.

Entendemos su fe y esperanza, pero, no todos tienen tan buen corazón y para que unos tengan más, lamentablemente, algunos poquitos necesitan que nosotros tengamos menos. Aunque no lo crea -ni lo vea-, en las calles también lo estamos defendiendo a usted y los suyos.